ESTAD FIRMES Y VED

David Wilkerson

Que no haya malentendido: Nuestro Dios es un Padre tierno y amoroso. Hay un tiempo para llorar, un tiempo para desahogar nuestros miedos. Y ahora muchos en el cuerpo de Cristo son vencidos por los temores del futuro, los temores acerca de cómo van a lograrlo.

Como pastor durante muchos años, no he tomado este asunto a la ligera. A menudo oraba: "Señor, ¿estás exigiendo que Tu pueblo se regocije cuando están desempleados y perdiendo sus hogares? Ellos están en la desesperación porque están sufriendo. No tienen ganas de cantar. ¿No puedes darles una mano?

A través de los Evangelios vemos al Señor reprendiendo a Sus discípulos por su incredulidad, diciendo: "¿Dónde está vuestra fe?" (Lucas 8:25). Es una escena que vemos reproducir una y otra vez. Y en el Antiguo Testamento, en el Mar Rojo, cuando los hijos de Israel estaban cuestionando a su líder, no creo que el Señor estaba reprendiendo a Moisés cuando le preguntó: "¿Por qué clamas a mí?" (Éxodo 14:15). Más bien, Dios no tomó amablemente los insultos del pueblo. Ellos habían insinuado que Él iba a permitir que fueran destruidos por el enemigo. Y Él se ofendió por sus acusaciones.

Cuando estamos sufriendo debemos clamar al Señor. Cuando estamos angustiados por nuestra situación, debemos orar: "¡Señor, ayúdanos!" Debemos traerle todo nuestro dolor y decepción, porque Él desea oírnos. Luego, después de derramar nuestro corazón a Él, Él quiere que nos levantemos en fe, enfrentemos nuestra prueba y proclamemos: "No puedo hacer nada por mi cuenta. Dios es mi fuerza. Por lo tanto, no temeré. Me quedaré firme y veré la salvación del Señor" (ver Éxodo 14:13).